DOCUMENTAL SOBRE UN POETA DE LOS MUROS




El nombre de Mario Piazza no es moneda corriente entre el público argentino. Este cineasta rosarino, premiado internacionalmente y también fronteras adentro se mueve en una zona de transparencia por los temas y los formatos que filma. Aquí en Córdoba, La Quimera estrenó La escuela de la Señorita Olga, un testimonio acerca de la metodología personal de una docente desconocida. Hoy, a las 20:30, y en el mismo cineclub (ahora radicado en Bv. San Juan 49) se estrena Cachilo, el poeta de los muros. Piazza cuenta de quién se trata:

- ¿Quién fue Cachilo, el poeta de los muros?

- Cachilo fue un señor que llevaba una vida normal, y un día decide dejar todo, el trabajo y la familia, y vivir en la calle, dedicado a inscribir su poesía en las paredes de Rosario. Eso estuvo haciendo Cachilo por más de una década, hasta que un día murió a los 64 años a causa de esa vida difícil que llevaba en la calle. Murió de intemperie, decimos nosotros.

- ¿A qué se dedicaba antes de lanzarse a las calles?

- En su vida previa, fue empleado de correo, cartero, telegrafista estafetero… Y también tuvo un negocio dedicado a la venta de calcomanías y banderines. Cosas muy emparentadas con lo que después decidió hacer, globalmente hablando; artes gráficas en las calles. En sus poesías murales Cachilo hacía referencia a su pasado de cartero. Hay uno, quizá el único que subsiste hoy en Rosario, que dice: “Gringo, ¡todo es feo! El poeta del correo tiene que hacerles ver que ahora es lindo”. Su obra es tan vasta que fue difícil recuperarla, pero entre varias personas han recopilado la mayoría de sus escritos y los editaron de forma independiente. Este libro se presenta, curiosamente, un par de semanas antes de la muerte de Cachilo. Uno podría especular con que sus poesías estaban hechas para estar en las paredes, y cuando se la publicó significó el fin de Cachilo.

- ¿Cómo reaccionó la familia ante aquella decisión de Cachilo?

- No la hemos incluido en el filme. Obviamente, para ellos resultó muy traumático. Sin embargo, y esto tampoco está en el documental, la hija mayor de quien se convirtiera en Cachilo está muy contenta con este filme, porque para ella misma es una forma de recuperar a su padre, comprenderlo y curar la herida de su pérdida.

- ¿Incluían otras consignas sus escritos?

- Diría que eran bastante sorprendentes. Se dice que él no estaba del todo bien de salud mental, pero eso medra la cualidad de originalidad que mucha gente ha reconocido en sus escritos. En el video, una escritora cuenta que el epígrafe de su libro de poemas es un escrito de Cachilo: “Puertas que abras: donde mueren las palabras quedan las letras”.

- Cachilo parece una metáfora de la relación entre el hombre y el sistema… ¿podría serlo también de la relación entre el argentino y su patria?

- No lo tengo claro. Algún compañero me hizo esta observación, la de que es como si las circunstancias actuales nos forzaran a convertirnos en Cachilo, como si él hubiera sido un pionero. Empujados por las condiciones económicas, la poesía puede ser algo que recuperemos.


Ramiro Ortiz

La Voz del Interior, 12/8/02

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